Corriente Alterna

martes, mayo 23, 2006

Santa Madre de Dios

Lisboa, la capital de Portugal, para muchos no parece representar una referencia destacada a la hora de hablar de música rock o pop. Sin embargo, sí lo es, y con mucha propiedad, cuando nos referimos al folk europeo y en específico al "fado". El fado es una expresión musical muy popular en el país ibérico y en él, a través de su canto, se reflejan malos momentos de la vida (…algo así como la “tonada triste” acá en Chile o de frentón el “triste” que se interpretan en el folclor nortino y encarnan las emociones más profundas del alma andina). Generalmente el fado es cantado por una sola persona acompañada de una guitarra y de una viola, que en conjunto dan un ambiente triste y melancólico que escoltan los sentimientos de desengaño y de pesimismo que emanan de su interpretación y de sus letras. Probablemente el origen de este estilo musical provenga de una conjunción de influencias árabes, celtas (por el sonido de la guitarra) o incluso de la música búlgara (por las influencias gitanas), pero no hay un claro consenso al respecto por parte de los musicólogos y estudiosos (…y no me atrevo a adentrarme más en ello como simple oyente de esta música).


Uno de los exponentes más emblemáticos y únicos de este estilo musical es el conjunto Madredeus, aunque no uno de los más representativos en estricto rigor (debo decirlo, por respeto a figuras como la legendaria y ya desaparecida Amalia Rodrigues y la joven figura Dulce Pontes que sí lo son). La gracia de este grupo, más allá de la propia interpretación del fado, es la perfecta fusión que hacen entre éste con otras corrientes tan idóneas como la música clásica, el jazz y el tango, entre otras. En palabras de Teresa Salgueiro, la extraordinaria cantante del conjunto y según una entrevista ofrecida al periódico “La Jornada” de México: “…la música de Madredeus no es fado, no es música popular, no responde a una definición que la reduzca. Es una pasión muy grande, es una música que está muy cerca de las emociones verdaderas, del pensamiento de las personas”.

Al escuchar las hermosas composiciones de estos portugueses uno se da cuenta de lo realmente original que resulta su estilo, el cual comenzó a desarrollarse en 1987 cuando el compositor y bajista Pedro Ayres Magalhães se reúne con el tecladista Rodrigo Leão para conformar este proyecto y que al poco andar completan con el acordeón de Gabriel Gomes, el cello de Francisco Ribeiro, la guitarra de José Peixoto y la estremecedora voz de Salguiero (a quien, como muchas veces se repite en la historia de la música, descubren cuando tenía 17 años cantando en un bar). El disco debut se denominó “Os dias da Madredeus”, grabado ese mismo año en directo en la iglesia de Madre de Dios (de donde sacaron su nombre) y que entre sus anécdotas cuentan que fue registrado por los integrantes completamente descalzos, con sus pies sólo recubiertos en cojines para así reducir en gran parte los ruidos ambientales que proliferaban en el recinto. A la fecha, la discografía del conjunto ya supera la decena, entre material en estudio y en vivo, y refleja la madurez que ha adquirido su sonido sin igual a lo largo de todos estos años.

Lo que les comparto en esta oportunidad es la preciosa pieza que da inicio al disco “Ainda” (1995) que representa el soundtrack original de la película “Lisbon Story” de Wim Wenders, donde se narra en paisaje y sonido la búsqueda por parte del protagonista (cámara filmadora en mano) de un amigo suyo en las calles de Lisboa al compás de la música de Madredeus y de las lecturas de unos escritos del poeta portugués Fernando Pessoa. El tema se llama simplemente “Guitarra”…adivinen por qué.


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Guitarra
(L: de dos poetas de fado; popular. M: Pedro Ayres Magalhães & Rodrigo Leão)

Quando uma guitarra trina
Nas mãos de um bom tocador
A própria guitarra ensina
A cantar seja quem for

Eu quero que o meu caixão
Tenha uma forma bizarra
A forma de um coração
A forma de uma guitarra

Guitarra, guitarra querida
Eu venho chorar contigo
Sinto mais suave a vida
Quando tu choras comigo.


Por último les dejo, como ya es costumbre, el link al sitio web de Madredeus, esta vez acompañado de otro link a una videograbación de la interpretación del tema “O Sonho” en el Sava Center, en Belgrado, en mayo de 2000 y que interpretan maravillosamente estos ilustres hijos de Lusitania.

O Sonho
(Letra y música: Pedro Ayres Magalhães)

Quem contar
um sonho que sonhou
não conta tudo o que encontrou
Contar um sonho é proibido

Eu sonhei
um sonho com amor
e uma janela e uma flor
uma fonte de água e o meu amigo
E não havia mais nada...
só nós, a luz, e mais nada...
Ali morou o amor

Amor,
Amor que trago em segredo
num sonho que não vou contar
e cada dia é mais sentido

Amor,
eu tenho amor bem escondido
num sonho que não sei contar
e guardarei sempre comigo.


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martes, mayo 16, 2006

La bella tristeza de Tindersticks

Al comunicarle a un amigo acerca de la existencia de este humilde blog, él me hizo una sugerencia acerca de uno de los grupos más auténticos y elegantes que surgieron en la escena británica de los 90`s: Tindersticks (¡gracias Alex por recordármelos y por el apoyo!). Al mismo tiempo me comunicó la noticia de su reciente disolución, cosa que lamento mucho de ser así, sobre todo por la magia y delicadeza de su particular sonido.

Tindersticks sin duda llegó desde Nottingham, por allá en 1991, para convertirse en uno de los más grandes exponentes del “pop adulto” que había sido demarcado por otros genios como Tom Waits, Leonard Cohen y Nick Cave. Le dio frescura a un movimiento de cantautores (pese a que ellos eran un grupo y no solistas) que buscaba transmitir sentimientos típicamente “oscuros” como la angustia, el abandono y la desesperación pero otorgándoles a la vez una importante cuota de aliento para salir adelante y sobreponerse a dichos estados anímicos. Al mismo tiempo, supieron darle a su sonoridad un toque de clasicismo por medio de una única mezcla de música de cámara acompañada de folk, rock tradicional y jazz, además del sello proporcionado por la inconfundible voz grave y trasnochada de su líder Stuart Staples.

Esta agrupación supo también mantenerse alejada pero a la vez lo suficientemente alineada con el ambiente indie inglés y el brit-pop, atrayendo la atención de los seguidores de uno y otro, lo cual logró no sólo con su música sino también con las introspectivas, obsesivas y hasta irónicas letras aportadas por Staples, sobre todo en sus primeros discos. Uno de aquellos es “The Second Tindersticks” (también conocido como “II”), editado en 1994; una obra maestra con pasajes orquestados brillantes que hacen recordar a ratos las baladas de grandes del vocal jazz como Tonny Bennett, Nat King Cole y Frank Sinatra, junto con la belleza murmurante y reposada del sonido que ha sido característico de esta banda europea.

Lo que les comparto hoy pertenece justamente a este álbum, a mi gusto uno de los más completos que he escuchado de Tindersticks (junto con el anterior, “I”, que siendo su trabajo debut fue declarado como disco del año por la prestigiosa revista Melody Maker). El tema seleccionado se titula “My Sister”, que posee una extraordinaria musicalización. En él colaboran Isabel Monteiro del grupo Drugstore con su susurrante voz, y Terry Edwards en los bronces; la agrupación la completan Al Macauley en batería, Dickon Hichcliffe en violín y guitarra, Dave Boulter en teclados, Neil Fraser en guitarra y, por supuesto, Stuart Staples en voz. Un dato adicional: en este álbum también colabora en la pieza central “Travelling Light” Carla Torgueson, vocalista del grupo estadounidense The Walkabouts, en un precioso dúo con Staples.


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My Sister

(Tindersticks)

Do you remember my sister? How many mistakes did she make with those never blinking eyes? I couldn't work it out. I swear she could read your mind, your life, the depths of your soul at one glance. Maybe she was stripping herself away, saying

Here I am, this is me

I am yours and everything about me, everything you see...

If only you look hard enough

I never could.

Our life was a pillow-fight. We'd stand there on the quilt, our hands clenched ready. Her with her milky teeth, so late for her age, and a Stanley knife in her hand. She sliced the tyres on my bike and I couldn't forgive her.

She went blind at the age of five. We'd stand at the bedroom window and she'd get me to tell her what I saw. I'd describe the houses opposite, the little patch of grass next to the path, the gate with its rotten hinges forever wedged open that Dad was always going to fix. She'd stand there quiet for a moment. I thought she was trying to develop the images in her own head. Then she'd say:

I can see little twinkly stars,

like Christmas tree lights in faraway windows.

Rings of brightly coloured rocks

floating around orange and mustard planets.

I can see huge tiger striped fishes

chasing tiny blue and yellow dashes,

all tails and fins and bubbles.

I'd look at the grey house opposite, and close the curtains.

She burned down the house when she was ten. I was away camping with the scouts. The fireman said she'd been smoking in bed - the old story, I thought. The cat and our mum died in the flames, so Dad took us to stay with our Aunt in the country. He went back to London to find us a new house. We never saw him again.

On her thirteenth birthday she fell down the well in our Aunt's garden and broke her head. She'd been drinking heavily. On her recovery her sight returned, a fluke of nature everyone said. That's when she said she'd never blink again. I would tell her when she started at me, with her eyes wide and watery, that they reminded me of the well she fell into. She liked this, it made her laugh.

She moved in with a gym teacher when she was fifteen, all muscles he was. He lost his job when it all came out, and couldn't get another one. Not in that kind of small town. Everybody knew everyone else's business. My sister would hold her head high, though. She said she was in love. They were together for five years until one day he lost his temper. He hit her over the back of the neck with his bullworker. She lost the use of the right side of her body. He got three years and was out in fifteen months. We saw him a while later, he was coaching a non-league football team in a Cornwall seaside town. I don't think he recognised her. My sister had put on a lot of weight from being in a chair all the time. She'd get me to stick pins and stub out cigarettes in her right hand. She'd laugh like mad because it didn't hurt. Her left hand was pretty good though. We'd have arm wrestling matches, I'd have to use both arms and she'd still beat me.

We buried her when she was 32. Me and my Aunt, the vicar, and the man who dug the hole. She said she didn't want to be cremated and wanted a cheap coffin so the worms could get to her quickly. She said she liked the idea of it, though I thought it was because of what happened to the cat and our mum

Como siempre les dejo el sitio web oficial del grupo.

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sábado, mayo 13, 2006

Evelyn Glennie nos enseña a tocar el sonido

Hace bastante tiempo que no tenía una sensación de asombro y de encantamiento tan fuerte con una obra artística como la que experimenté hoy. He quedado realmente impresionado con, quizás, el mejor filme acerca de música que he visto hasta ahora. Se trata de “Touch the Sound” (2004), un documental único dirigido por Thomas Reiedelsheimer (el mismo de "Rivers and Tides"; reconocido filme del alemán que aún no he tenido la oportunidad de ver) y protagonizada por la maravillosa y genial percusionista escocesa Evelyn Glennie, que retrata la forma en que convivimos con los sonidos de nuestro rededor.

En esta película, Glennie no sólo muestra sus dotes como intérprete sino también como “oyente”…escribo entre comillas oyente pues resulta que ella es sorda (¡!), lo cual hace más meritoria su capacidad de percibir y transmitir la música. Asombroso también resulta conocer la manera cómo ella, a lo largo de su vida, fue desarrollando su sexto sentido que le permite “tocar el sonido” a través de las vibraciones que emiten los objetos que hace sonar, enseñándonos no sólo a disfrutar de los sonidos percutidos sino también del silencio, el cual describe en sus propias palabras como “probablemente uno de los sonidos más estruendosos y fuertes al que se está expuesto”.

“Touch the Sound” es una obra maestra en que Glennie toca y toca lo que fuese: desde platos de loza, latas de bebidas, botellas, wadaikos (los tradicionales y gigantescos tambores japoneses), xilófonos, y hasta la espalda del mismísimo Fred Frith, quien lo acompaña en esta odisea musical, interpretando varias piezas improvisadas en un antiguo y resonante galpón abandonado en Dormagen, Alemania. Por otro lado, el documental es también una maravilla visual en que las imágenes deslumbran en cada seguimiento que se hace de los elementos que emiten los sonidos cotidianos que escuchamos pero no prestamos atención y que, al enfocarnos en ellos, cada uno en sí mismo resulta atractivo para nuestro sentido auditivo. Este seguimiento se desarrolla en distintos escenarios callejeros de Nueva York, Berlin, Dormagen, Fuji, Tokyo y hasta Aberdeen (la ciudad natal de Glennie), y explican por qué esta obra ha sido ganadora en varios de los más prestigiosos festivales de cine y documentales del mundo.

Al terminar de ver este filme queda claro que lo importante no es la virtuosidad ni rapidez con que se toca música sino la sensibilidad con que se interpreta y transmite…y al hablar de música no sólo me refiero a las melodías sino también a los sonidos, ruidos y atonalidades que nos acompañan día a día. Y en eso Evelyn, Fred, Thomas y sus colegas nos invitan a vivirlo, descubriendo que no sólo nuestro entorno es sonido sino también nosotros mismos (…nuestra vida es un sonido y cada sonido es una vida).

Hermoso documental…creo que responde un poco a la solicitud que me hizo un amigo acerca de describir algun tipo de guía para comenzar a escuchar y digerir "música de no mucha difusión". Bueno, creo que esta película lo explica mejor que nadie (...¡ojalá la puedas ver Eric!)

Acá les dejo varias muestras para que se entusiasmen:

  • Uno de los video trailers de la película “Touch the Sound”

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  • Una pieza musical de Evelyn Glennie; una de las pocas que tengo de esta gran percusionista que tiene más de una docena de discos editados en solitario, además de un premio Grammy galardonado por su interpretación de la Sonata para Dos Pianos y Percusión de Béla Bartók, en 1989. La pieza en cuestión se denomina “Halasana”.


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  • Y por último, como dato les señalo que “Touch the Sound” está siendo transmitido por cable en el canal Cinemax; la próxima emisión que encontré es el domingo 28 de mayo a las 10:45 hrs. (hora chilena). La recomendación final es verla concentrado dado que de eso se trata: concentrarse y percibir los sonidos.

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martes, mayo 02, 2006

Bugge Wesseltoft y su nueva mirada del Jazz

Como todos los fines de semana en que nos vemos, mi hermano mayor y yo nos permitimos un buen espacio para comentar de actualidad, hartas trivialidades y, por supuesto, también de música. Esta vez quedé gratamente sorprendido con algunos de sus descubrimientos más recientes en el campo del jazz contemporáneo...o algo que se le ha tendido a denominar future jazz. Entre ellos, resalto a un músico noruego que ha venido a integrar la escasa pero poderosa estirpe de connotados exponentes de ese país escandinavo; su nombre: Bugge Wesseltoft (¡gracias Marceliño!).

El disco enseñado en cuestión se denomina, al igual que el grupo de Wesseltoft, "New Conception of Ja
zz" (1997); un título un tanto pretencioso si pensamos que se trata del primer disco de este joven músico bastante desconocido por aquellos años de su edición y tomando en cuenta la enorme variedad de vertientes que hay dentro del amplio género del jazz. No obstante, a medida que uno escucha detenidamente la obra en su conjunto, uno empieza a convencerse de que hay algo de razón en esta nueva concepción, pues la mezcla de jazz tradicional con la electrónica y ritmos del Medio Oriente no había tenido hasta entonces quizás la fuerza y notoriedad que tiene hoy, salvo por algunos nombres como los franceses Ludovic Navarre (con su proyecto St. Germain) y Laurent Garnier, y el colectivo alemán Jazzanova; exponentes que en realidad se dedicaban más a explotar la electrónica (en especial la música house) con remezclas de sonidos jazzeados en vez de darle un toque de electrónica avant-garde al jazz, como ocurre con Bugge Wesseltoft.

Otra gracia que tiene este disco es que es tocado en su mayoría por instrumentos tradicionales del jazz, vale decir contrabajo, batería y piano (algo parecido a MMW, pero menos intensivo en las teclas), además de notables secciones de viento y sintetizadores que le dan a su sonido una mixtura única, con algunos pasajes muy espaciales y fantasmagóricos que hacen pensar que la banda estuviese intentando entablar algún contacto del tercer tipo. Como en muchas de las piezas de jazz contemporáneas, hay una cuota importante de minimalismo y trance que hacen entrever la influencia de grandes jazzistas como John Coltrane, Pharoah Sanders y el grupo Codona en sus trabajos más vanguardistas y místicos.

El tema que les muestro hoy de este excelente disco se llama "Poem"; una
obra muy concreta que comienza con un juego percutivo de teclados tipo moog (incluyendo uno muy parecido a pelotazos de tenis) para dar pié a una suave melodía en piano que se repite varias veces como prólogo de unos asomos intermitentes de bajo eléctrico, sección de vientos y sintetizadores (nuevamente con unos beats "tenísticos" muy concretos) que luego en su conjunto marcan el compás de la pieza. Algo extraordinario sucede al introducirse la batería y el saxo con gran fuerza para ser acompañados de solos de trompeta hasta llegar a la cúspide de la obra en la cual se entremezclan todos los instrumentos, luego de la cual viene la calma con un teclado lejano muy etéreo que abre camino nuevamente al piano principal, junto a los sonidos percutivos del inicio, para irse apagando de a poco hasta el fin del tema.


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Invito principalmente a quienes no conocían este músico, al igual que yo, a seguir descubriéndolo por medio de su página web
aquí.

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