Corriente Alterna

martes, marzo 27, 2007

Roger Waters - La genialidad no está en discusión

Hace exactamanente 12 meses que Corriente Alterna vio la luz en su formato blog luego de varios años dormido tras su inicios como espacio musical en la radio de la Universidad Técnica Federico Santa María, en Valparaíso, por allá en 1995. Si bien este lugar que he dedicado en la blogósfera (gracias al empujón inicial que me diera Julio) ha sido bastante distinto del radial de antaño, el espíritu y su intencionalidad han sido los mismos: compartir “buena música” y disfrutarla; bueno, claramente desde mi punto de vista, que en este caso ha contado con la gracia de enriquecerse con los de otros compañeros blogguers. Y en este aniversario Nº 1 como blog, qué mejor que celebrarlo con uno de los responsables de mi melomanía iniciada cuando era un completo imberbe y cuya nueva visita musical a Chile ha coincidido con este aniversario: el compositor y ex–bajista de Pink Floyd, don George Roger Waters.

No cabe duda, sobre todo después de asistir a uno de sus grandiosos conciertos (y uno de los más impresionantes que se hayan interpretado en estas latitudes), que Waters brilla perfectamente por sí solo como figura gravitante de la historia del rock que ha marcado un antes y un después en la música popular luego de su intromisión en ella ocurrida hace más de cuarenta años atrás. Si bien su vínculo de por vida que tiene con Pink Floyd le hace y hará sombra permanente, su marca personal adquiere cada vez mayor independencia y reconocimiento como el mayor genio creativo detrás de la fascinante imaginería y concepción de los más emblemáticos discos de esta banda (luego de la corta era Barrett, claro). Y cuando vemos y oímos un concierto tan espectacular como el que mostró el miércoles 14 de marzo pasado en el Estadio Nacional, en Santiago de Chile, en que salió a relucir todo su bagaje musical de notable riqueza y en el que revivió íntegramente el álbum superlativo “The Dark Side Of The Moon” (original de 1973), cualquier incertidumbre que haya podido haber al respecto en una de las cerca de 50 mil almas presentes quedó totalmente zanjada. Y es que pese a la ya antigua y estéril discusión de quién merece llamarse Pink Floyd (¿Waters o el resto de sus ex-compañeros?), la genialidad del bajista británico no está en discusión.


Durante su presentación hizo un recorrido por lo más representativo de su etapa floydiana y de su carrera solista (recordemos que ya tiene cerca de 10 discos firmados con su nombre), privilegiando claramente la reinterpretación de los éxitos con su cuarteto oriundo de Cambridge: “In the flesh”, “Mother”, "When the Tigers Broke Free", “The Final Cut”, “The Fletcher Memorial Home”, “Set the Controls for the Heart of the Sun”, “Shine On You Crazy Diamond”, “Have a Cigar”, “Wish You Were Here”, “Sheep”, “Another Brick in the Wall (part II)”, “Vera”, “Comfortably Numb”, entre otros (además del mentado disco “The Dark Side…”); de su sus trabajos en solitario destacaron “Southampton Dock”, “Perfect sense parts 1 and 2”, y la atingente “Leaving Beirut”.



Vale decir, fue una avalancha de grandes momentos creados entre él, su banda y el entusiasta público que vitoreaba cada pedazo de tema que Waters obsequiaba son ese carisma y vigor que le caracteriza. Así salieron a relucir emotivas dedicatorias a su recientemente fallecido compañero y figura inspiradora de la primera fase floydiana, Syd Barrett (¿cómo no?), y a su padre Eric Fletcher Waters, muerto en la batalla de Anzio (1944) en la II Guerra Mundial; además, no desestimó la oportunidad de lanzar duros dardos contra G.W. Bush y su improvisada y falsa guerra con Irak, como también de apuntar otras críticas hacia carniceras figuras del totalitarismo y del terrorismo del mundo moderno tales como Stalin, Hitler, Bin Laden e incluso Pinochet (de hecho, hace poco había comparado a Bush, Stalin y Pinochet declarando sobre ellos: "sabemos que son aberraciones, sabemos que son locos, su comportamiento es aberrante, es realmente anormal e inhumano"). En definitiva, hablamos de un hombre con un enorme sentido de lo humano y con un tremendo compromiso político y social que ha venido transmitiendo su mensaje con su mejor herramienta: la música.

Y este compromiso queda claro con la seriedad técnica y musical con que presenta su show: un sonido, proyecciones y puesta en escena de lujo. Luces coloridas que atraviesan el prisma; la nazistoide y escalofriante marcha de los martillos; el emblemático cerdo volador que en esta oportunidad fue intervenido por los poetas Nicanor Parra, Elicura Chihuailaf y Diego Maquieira con consignas como “Socialismo al servicio de las S.A”, “Va a nevar en el espacio y la NASA no lo sabe”, “Sorpresa en la democracia: la basura sale a flote”, y una muy acertada frase que se aprecia en pleno en la barriga del cerdo desde el momento en que éste es soltado para perderse en los surcos del cielo desatando la euforia del público: “Libres al fin”. A esto le podemos sumar uno de los momentos más emocionantes del concierto: cuando Roger Waters invita al escenario a un grupo de niños del colegio “Víctor Domingo Silva” de la populosa comuna de San Joaquín, de Santiago, a participar de la presentación del clásico temazo “Another Brick in the Wall, Part II” (¡increíble!). Algunos podrán llamarlo megalomanía, otros dirán que es política barata, y habrán quienes lo consideren una verdadera obra artística llena de mensajes conceptuales que nos hacen reflexionar. Yo me inclino por esto último, pues Waters y su discurso en escena no tienen nada que ver con la de falsos profetas como Bono ni con la de las hedonistas e interminables andanzas de los septuagenarios Rolling Stones. Hablo de algo más auténtico, más genuino que la pose de simples palabras vacías.


Lo que les dejo de aquel día que quedó marcado en mi calendario son 2 temas de Pink Floyd que pude grabar a lo lejos: en primer lugar, la sicodelia de Waters plasmada en su tema de 1968 “Set the Controls for the Heart of the Sun”, aparecido originalmente en el disco “A Saucerful of Secrets” (para quienes conocen la versión en estudio, noten el arreglo para saxofón y el sonido moderno que incorporó en ésta); y en segundo lugar, se trata de un extracto del tema “Sheep” (del álbum “Animals”, de 1977) donde se aprecia el momento cumbre en que el cerdo volador obtiene su libertad.



“Set the Controls for the Heart of the Sun”
(R. Waters)




“Sheep” – Extracto
(R. Waters)





Más información sobre Roger Waters y Pink Floyd en los siguientes links (hay muchísimos sitios más que éstos):

Sitio web oficial de “Ça Ira”, la ópera de Waters editada el 2005 tras 20 años de preparación.
Sitio web de fans.
En Wikipedia.
Sitio web oficial de Pink Floyd.
Sitio web de la Comunidad Floydiana Chilena.


Etiquetas: